Es posible que la felicidad no sea más que el mítico pájaro azul que vuelve a volar al poco tiempo de posarse, con una inquietud que, además de molestar, raya en lo enfermizo.
Así que no hablemos de felicidad. Pero sí de estar bien. De bienestar. Resulta que sabemos (mediante una rama de la psicología llamada «positiva») cuáles son los elementos que proporcionan bienestar. Son cinco. No hace falta que estén todos presentes a la vez y tanto la cantidad necesaria de cada uno como la facilidad para encontrarlo varían de persona a persona. Pero sabemos cuáles son y, lo mejor: sabemos que en toda circunstancia podemos, con nuestra actitud y decisiones, conseguir la presencia de al menos uno, muchas veces de varios. Así que, sí, podemos estar bien.
¿Cuáles son los ingredientes de la receta del bienestar? Durante los próximos días escribiré sobre cada uno de ellos, pero ahí va un avance:
- Emociones positivas: Alegría, curiosidad, entusiasmo, amor, diversión, relax, vitalidad, fortaleza, admiración, calma, orgullo, armonía, compasión, calidez, estabilidad… Te invito a que completes la lista con las que tú experimentas con más frecuencia. Tratar, incluso en esta cuarentena, de identificar sus fuentes (¿qué despierta mi curiosidad?, ¿que me hace sentir fuerte u orgulloso?, ¿qué me da armonía?) es una decisión que podemos tomar. Y sólo con encontrar una, nuestro bienestar aumentará.
- Absorción: No tiene el nombre más atractivo. Pero sí la ventaja de ser muy poco dependiente de las condiciones externas. ¿Hay alguna actividad en la que te sumerjas hasta el punto de olvidarte de que el tiempo pasa? Algo en lo que estés activo (así que un maratón de series no cuenta) y que verdaderamente te absorba. Está demostrado que cuanto más nos dedicamos a actividades así, más nos sentimos en bienestar.
- Relaciones positivas: ¿Cuáles son esas personas que hacen que te sientas mejor después de hablar con ellas, aunque sea del tiempo? Nos sobra tecnología para estar en contacto. Por cierto, la misma tecnología que nos permite enviar mensajes, nos permite hablar. Hablar (por teléfono; juntarnos ahora sería muy irresponsable) es mucho más humano y nos permite obtener más bienestar de esas personas que nos lo aportan.
- Sentido: La joya de la corona. Inmune a las circunstancias externas. Viktor Frankl decía: «las circunstancias externas nos pueden privar de todas nuestras libertades, excepto de una: nuestra capacidad de decidir cómo respondemos a ellas, nuestra capacidad de darles sentido». Lo dijo después de pasar tres años en Asuchwitz, así que seamos prudentes al poner la cuarentena como excusa. Aquello que nos genera sentido: trabajar en un propósito, seguir una pasión, aprender y crecer, ayudar… lo podemos aplicar a cualquier circunstancia o tarea. Y es garantía de bienestar.
- Logro: ¿Qué metas queremos plantearnos en cada momento y circunstancia? O más concretamente: ahora. ¿Cuál será nuestra mezcla de reto y realismo a la hora de elegir objetivos para estos tiempos? Saber que persigues un objetivo y sentir que avanzas hacia él es una fuente de bienestar.
Durante estos días hablaré un poco más de cada uno de estos elementos en el blog. Mientras tanto, tomemos decisiones que nos proporcionen cuantos más de ellos, mejor. Podemos estar bien.
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