Siempre que empezamos algo nuevo, una parte de lo antiguo debe quedarse fuera. Traspasar un umbral siempre requiere un sacrificio (aunque la palabra esté desprestigiada).
¿Qué estás dispuesto a perder, a ceder? Sí: a sacrificar, que no por casualidad se parece a sacralizar.
No se trata de algo que nos sobra. No es aquello de lo que estamos hartos. Posiblemente nos gusta. Tal vez nos da seguridad. Casi seguro que funcionó y nos hizo bien. Quizás estamos tan apegados a ello que lo confundimos con nuestro propio carácter, con quién somos.
Hoy, ultimo viaje profesional antes de las vacaciones de verano, por algún motivo he encontrado el desapego necesario para distinguir lo que voy a dejar atrás. Algunas costumbres que echaré de menos no me pueden acompañar al otro lado del umbral. Algunas relaciones tampoco. Para que crezca lo nuevo, algo de lo viejo debe morir.
Hola Regino, ya me he leído de un tirón tu blog. Te seguiré con curiosidad y expectación. Me gustó mucho el taller que hicimos en everis con vosotros, todavía miro muy a menudo el libro negro…y me han gustado mucho las entradas, así que enhorabuena por el salto!
Alejandra
Gracia Alejandra. Me alegro mucho de que el taller te fuera útil.
Para llenar hay que vaciar primero.
Lo oí una vez y me gustó la frase, igual que tu texto, habla de desprenderse (algo aterrador y maravilloso al mismo tiempo)
Enhorabuena por tu blog!
Al fin he sacado un ratillo para leerlo y me está gustando mucho.
Aterrador, necesario y maravilloso.
Gracias, Olga!