Vuelta de un fin de semana largo. La Selva Negra, Triberg, Friburgo, Baden-Baden son ya recuerdos y fotos en el disco duro.
El aeropuerto de Munich encadena ejemplos de ineficiencia. Personal distraído, esperas innecesarias… Nada fuera de lo común, nada que no ocurra cualquier día en cualquier aeropuerto del mundo. Quizás la responsable de facturar la maleta finalizaba un turno agotador y por eso cometió errores que me retrasaron. Tal vez el encargado de asegurar que mi bolsa con la cámara y los objetivos no contenía más que eso estaba abrumado por sus problemas personales y por eso miraba al infinito mientras cada vez mas viajeros esperábamos que hiciera avanzar la cinta para recuperar nuestras posesiones. Nada extraño, nada que no pueda ocurrir de cuando en cuando en cualquier lugar. Sin embargo, atenta contra el estereotipo de la eficiencia alemana. Rompe la narrativa.
Pensando en ello me vienen los más de mil kilómetros recorridos en coche durante estos cuatro días. Mil kilómetros por las impresionantes autopistas alemanas… con más tramos de obras de los que pude contar y atascos continuos que hoy han reducido mi planeada visita a Ulm a una foto mala y rápida de su catedral (la mas alta del mundo), por aquello de decir que estuve allí. De nuevo, narrativa rota.
Lo que nos contamos y lo que nos cuentan, narrativa, al fin y al cabo, adquiere sin que lo notemos estatus de realidad. ¿Qué nos contamos de nosotros mismos? ¿Con que narrativa decidimos quiénes somos o cómo es nuestro entorno? ¿Somos capaces de valorar a una persona, una situación, un país o a nosotros mismos sin que la narrativa oficial (oficializada por nosotros, no lo olvidemos) tiña nuestro juicio de los colores preestablecidos?
Somos seres historiófagos. Formamos nuestra concepción del mundo a través de las historias que nos cuentan, que contamos y que nos contamos. Aprendemos de las moralejas, no de los corolarios. Cuidemos por tanto nuestra narrativa. En especial las historias que nos contamos sobre nosotros mismos.
Y, sí, el termino historiófago me lo he inventado.