Hace dos mil ciento y pico años, legionarios romanos descubrieron aguas termales en el bosque al que habían bautizado como Selva Negra. De ahí a construir unas termas no pasó mucho tiempo. Siglos después, la sociedad bien de la Belle Époque se bañaba en las mismas aguas.
Y yo, que siempre dije que balnearios, termas y masajes no eran para mí, he disfrutado dos horas de las mismas aguas y he salido de ellas relajado y encantado. Cuídate para cuidar y no dejes de probar cosas. Incluso las que «no son para ti»
Romanus sum.