Todos queremos a alguien. Si somos afortunados, a mucha gente. Y seguro que mucha gente, quizás más de la que creemos, nos quiere.
Pero todos tenemos formas diferentes de querer. Cuidar, proteger, acompañar, estar ahí, compartir… la lista es larga y a mi pesar no soy un experto. Supongo que querer es una combinación de un montón de verbos. Si tengo que elegir, elijo quedarme con compartir.
A veces, por bien que suene hablar de amor incondicional, lo condicionamos. Mostramos nuestro cariño como recompensa o lo acercamos o alejamos como coacción. No me parece un mecanismo sencillo. Tampoco creo que sea una acción consciente. Es un mecanismo de supervivencia y, si profundizamos en él, nos da mucha información de nosotros mismos.
¿A cambio de qué amas? ¿Cuál era el precio del amor de las personas que te han querido (padres, amigos, parejas…)?
Si tu respuesta es «mi amor, dado y recibido, siempre ha sido incondicional», enhorabuena. Si por el contrario eres humano, las respuestas te serán muy útiles. A mí me lo han sido.